por Carlos | Psicoterapia
Decir que ser humano no resulta fácil puede parecer un poco simple. Tenemos que hacer frente a todos los desafíos que nos encontramos a lo largo de nuestra vida.
Lo que si parece extraño es que en este mundo tan desarrollado, al menos en parte, donde tenemos todo lo que necesitamos; alimento ,agua, seguridad, ropa, estímulos sociales
cada vez nos encontramos menos satisfechos con nosotros mismos.
Todo esto hace que nos sintamos más patéticos por nuestra condición humana, ¿Cómo es posible que las misma personas que lo poseen todo, en términos relativos, se preocupen
tanto por el futuro, se cuestionen constantemente los fallos del pasado o se sientan abrumados por sus temores y dudas personales?
La respuesta a todo esto es simple: las mismas capacidades que nos llevan al éxito nos conducen también a nuestras luchas internas( Russ Harris,2020)
Mundo interno y externo
La mente humana es un órgano de solución de problemas, detecta peligros, analiza situaciones, predice resultados y sugiere vías de actuación.
- Si no me gusta el color de las paredes puedo cambiarlo,
- Si no me va bien en el trabajo puedo intentar cambiar,
- Si me encuentro un filete de carne en mal estado en mi nevera, lo cojo y lo tiro a la basura.
Todo esto en el mundo exterior funciona de maravilla ,pero cuando estas capacidades lógicas se ponen en funcionamiento en el mundo interior, la vida humana se convierte en un
problema a resolver, más que en un «proceso a vivir». Comienzas a caer en la trampa. Tu vida queda en suspenso y comienzas a librar tu guerra interior. La razón que esto sea así
es muy sencilla: Nuestro mundo interno* no es «lógico» es «psicológico».
Para ello, la Terapia de Aceptación y Compromiso te acerca a lo valioso , a lo que realmente es importante en tu vida. Sin tener que renunciar a vivir.
Si quieres saber cómo, sólo tienes que contactarme a consulta@casaleizpsicologo.es y al 644 299 079
Casaleiz Psicología
Bibliografía: Cuestión de confianza(Harris, R.2020)
por Carlos | Psicoterapia
Si tuvieras la posibilidad de pedir un deseo, un solo deseo para cambiar un aspecto de su vida que no va como a ti te gustaría, ¿Qué cambiarías?
¿El trabajo?, ¿La pareja? ¿Los compañeros de trabajo? ¿Algo de tu propio cuerpo? ¿Quizás perder unos kilos? ¿Quizás ganarlos? ¿Aumentar tu cuenta corriente? Etc.
A lo largo de mi vida me he hecho muchísimas veces esta pregunta, pero las respuestas han ido cambiando, dependiendo de la etapa de mi vida.
Cuando era pequeño, era tener los privilegios de los mayores, en la etapa del instituto, me hubiera gustado ser mas popular y gustarle a las chicas, terminando la universidad, me hubiera gustado trabajar rápidamente para no encontrarme con la dificultad del acceso al mercado de trabajo, por todo ello, como veis, me he pasado la primera parte de mi vida, luchando para cambiar todo aquello que no me iba bien, desde mis deseos a mis características interpersonales, e incluso quería cambiar los problemas macroeconómicos.
Cuando comencé a trabajar como psicólogo, me di cuenta que la gente para conseguir un cambio, utilizan tres estrategias. Estas estrategias se utilizan muy sutilmente y en dosis pequeñas e incluso pueden aportar, a veces, algunos beneficios, parecen como si fueran las tres únicas cartas con las que podemos jugar cuando tenemos un problema. Pero también me di cuenta, que aparte de no resolver nada, mantienen y agudizan el problema.
La primera de las estrategias es lamentarse. Nos quejamos por todo, que hay crisis, que no hay trabajo, que si el gobierno, que el vecino, que si hace calor, que si hace frio, que si hay tráfico, que si nosotros lo hubiéramos hecho de otra manera, etc.
Conozco mucha gente que cae en la trampa de la queja, el problema es que, si le concedes mucho espacio mental a la queja, ésta te paraliza y se derrama como una mancha de tinta en tu camisa. “Me acuerdo de una clienta que se quejaba por todo, que no tenia trabajo, que no tenia amigos, que sus padres no la entendían, etc.” La queja se había instalado en su cotidianidad, como veis lamentarse, para todos nosotros es una gran tentación, porque con un pequeño esfuerzo podemos obtener grandes resultados. Asumir el rol de la víctima, que la escuchan, que la reconfortan, que la ayudan tiene un refuerzo secundario y esto a veces, gusta, pero tened en cuenta que podéis lamentaros, de día o de noche, gritando o con voz suave, sólo o con amigos, podéis lamentaros con o sin razón. Todos tenemos razones para lamentarnos de la manera que sea, pero lo cierto es, que todo esfuerzo que realices para lamentarte difícilmente cualquier cosa alrededor tuyo cambiará, de hecho, estaremos sesgados a ver únicamente aquello que nos fastidia, aquello que no va bien. Si la estrategia que utilizas cuando las cosas no van como te gustaría, es la queja, presupones que la solución vendrá dada de una persona “B” que vendrá a salvarte la piel, si es así “suerte”.
Segunda estrategia. Otra estrategia cuando las cosas no van bien es la de imponer nuestros deseos, en la base de esta estrategia hay un factor cultural que presupone que, si algo no va bien, es suficiente con cambiarlo, podemos manipular a nuestro gusto todo aquello que nos rodea: Ejemplo, ¿no te gusta tu nariz? Voy al cirujano. ¿Te sientes decaído? Para que seguir con el sufrimiento, te tomas una pastillita y lo resolvemos fácil. ¿Tu marido te molesta? Divorciarte. ¿Tu hijo no te hace caso? Pégale. ¿Si alguien de la familia no está bien? Mándalo al psicólogo, para eso lo estudié para intentar encajar todas vuestras exigencias.
Internamente esta estrategia emerge de una manera importante en las relaciones de pareja: Me acuerdo en una sesión de pareja, en la que cada uno, según uno mismo, tendrá que cambiar la pareja para resolver su futuro:
-El: Eres tú la que no me entiende, parece que hablo en chino.
-Ella: No eres tú el que no entiende nada de lo que te pido, siempre vas a tu aire.
-El: Eres tú la que no te das cuenta de todo lo que hago por ti.
-Ella: No, eres tú el que no sabes escuchar.
Y así podíamos estar hasta el infinito, pero si te das cuenta, las frases siempre empiezan por la misma palabra “TU”, porque tenemos que demostrar encarecidamente las carencias de la otra persona. Tenemos que demostrarle los problemas que tiene para restituir la felicidad que nos ha secuestrado. Pero la verdad es, que, con este tipo de verbalización, con este tipo de comunicación, aunque la mayoría de las veces creamos que van a solucionar el problema, difícilmente consigamos cambiar algo importante en la relación, es decir, aquello que no va bien en la relación, porque en vez, de quitar los nudos que hay en la base de la relación, tendemos a ser cada vez mas rígidos y a tirar cada vez mas de nuestra cuerda.
Si la estrategia que utilizas cuando las cosas no van bien, es la de imponer tus deseos y esperar que los demás se modifiquen por las consecuencias, piénsalo un par de veces antes, tendrás una vida de resistencia y hostilidad.
Tercera estrategia: Cuando las cosas no van de la forma que queremos, una de las estrategias es, simular que no existe, como una avestruz que mete la cabeza en la tierra, en la base de esta estrategia está el temor de afrontar las propias necesidades, y en vez de afrontarlas, las apagamos, la apagamos por el bien común, y así nunca nos posicionaremos, por tanto no conseguiremos nunca definir nuestra propia identidad, y viviremos a merced de las necesidades de los demás. Me acuerdo de un niño de padres separados, que intentaba contentar a ambos progenitores, evitando trasladar sus necesidades. La relación con los padres era buena, pero a costa de nunca decir NO, y de no mostrar sus necesidades personales. De esta manera, entendía que será aceptado por los dos. Si la estrategia que utilizas cuando las cosas no van bien, es la de apagar tus necesidades, antes o después, tu cuerpo empezará a hablar por ti, y en lugar de contentar a todo el mundo, comenzaras a descontentar a todos.
Lamentarse, imponer el propio deseo o simular que no existen, son tres estrategias que no cambian absolutamente nada.
El único secreto para cambiar a los demás es cambiar uno mismo, si cambio yo, los demás se verán obligados a adecuarse al nuevo cambio, a modificarse. Porque las cosas no cambian, somos nosotros los que cambiamos. El primer cambio que tenemos que hacer va en la dirección que elegimos. Elige tú como causa de las cosas que no van bien, que no van como te gustaría. Si me digo, no encuentro trabajo por culpa de la crisis, ¿Qué tengo que hacer? Nada. Sin embargo, si me digo, ¿Qué puedo mejorar? Puede haber un margen de cambio. Cambio de mejora en la situación. Se te abrirán muchas puertas delante tuya, ya que comienzas a asumir tu propia responsabilidad, por ejemplo, haciendo cursos, aprendiendo idiomas, buscando otras ofertas de trabajo, etc. Puedes trabajar sobre ti para convertirte en único, porque recuerda, la vida es para quien la hace, quien no la hace, la sufre. Si en una relación de pareja, le digo al otro que el problema es suyo, lo estoy alejando, sin embargo, si la solución parte de ti, la situación cambiará. Y la pregunta sería, ¿Qué puedo hacer yo para mejorar su día a día? ¿Qué puedo hacer yo para mejorar la relación? Ahora las cosas cambiaran, pero no por casualidad, si no porque eres tú quien las has cambiado. Primero, ibas en busca de sus deficiencias, y ahora buscas sus necesidades, para después forzarte a cubrir estas necesidades. Se crea un espacio mental en el que cada uno cuida del otro, en vez de hacer la guerra.
¿Qué decides tú?
Carlos Casaleiz.
Psicólogo.
por Carlos | Psicoterapia
ACT (Terapia de aceptación y compromiso) es en algunos aspectos psicoterapia «nueva», incluso si los estudios y la investigación tienen más de 30 años de experiencia. ACT es principalmente terapia conductual, donde la acción, la actuación, juega un papel central. Específicamente, es un acto guiado por nuestros valores.
Reanudando lo que informa Russ Harris (2011), “ACT nos pone en contacto con lo que realmente importa en el sentido más amplio: los deseos más profundos de nuestro corazón en comparación con lo que queremos ser y lo que queremos hacer durante nuestro corto tiempo en la tierra. Estos valores servirán para guiar, motivar e inspirar el cambio de comportamiento».
Para ACT es esencial que la persona tome conciencia de sus valores para que se conviertan en la brújula de su vida capaz de guiar, capaz de guiar nuestras acciones, nuestra actuación en el mundo.
Harris también continúa «en segundo lugar, ACT trata sobre la acción consciente, la acción que emprendemos conscientemente, con plena conciencia, abierta a la experiencia y totalmente involucrada en lo que sea que estemos haciendo». Aquí, de hecho, Harris se refiere a la actuación, a la acción, pero también dice que tal acción es una acción consciente: nuestra acción no está guiada por el «piloto automático» (como estamos acostumbrados a hacer casi mecánicamente) sino es una elección consciente en línea con nuestros valores. Además, también dice abierto a la experiencia, es decir, dispuesto a aceptar la experiencia, sea lo que sea agradable o desagradable y, sobre todo, involucrado en las cosas que están presentes; en contacto y conectado con el aquí y ahora. Volviendo nuevamente a Harris, «uno de los mensajes fundamentales de ACT es: aceptar lo que está fuera de control personal y participar en acciones que enriquezcan la vida».
El propósito de ACT, como psicoterapia, es ayudar a las personas a crear una vida plena, rica y significativa al aceptar el dolor que la vida inevitablemente trae consigo.
¿Cómo nos ayuda ACT? ¿Qué haces en la sesión?
Durante una terapia basada en ACT, la persona adquiere habilidades psicológicas para manejar y relacionarse con pensamientos, emociones y sensaciones dolorosas de manera efectiva, para que tengan un menor impacto e influencia en sus acciones. Estas habilidades se llaman habilidades de aceptación.
Además, se ayudará a la persona a aclarar cuáles son sus valores, es decir, qué es realmente importante y significativo; se le ayudará a usar este conocimiento para guiarse, establecer metas y tomar acciones que enriquezcan su vida. En cambio, estas habilidades se llaman habilidades de cambio.
En ACT, la inflexibilidad psicológica se distingue de la flexibilidad psicológica. Con respecto a estas dos condiciones, es posible identificar los procesos que contribuyen a una u otra condición.
1) Fusión cognitiva vs defusión cognitiva.
2) EVITACIÓN VS ACEPTACIÓN.
3) Dominio del pasado y futuro vs estar en contacto con el momento presente.
4) Apego al yo conceptualizado versus el yo como contexto.
5) Falta de contacto con valores vs conexión con valores.
6) Acciones factibles vs acciones factibles y comprometidas.
Los procesos a la izquierda describen la inflexibilidad psicológica: por ejemplo, cuando se enfrenta a una situación de exposición social, una persona puede pensar «¡Voy a hacer el tonto! ¡Todos se burlarán de mí! Soy incompetente «y siento una fuerte emoción de ansiedad y dado que no tolera esta emoción y los pensamientos conectados, evita exponerse a la situación social y por no tener tales estados internos puede tomar sustancias (alcohol o drogas) o tratar de suprimir mentalmente sus pensamientos.
En este ejemplo, se describe una situación dominada por los procesos de izquierda: la fusión (vínculo) con los pensamientos; evitación experiencial, es decir, la falta de exposición a la situación y el intento de suprimir los pensamientos; de hecho, las acciones implementadas: la ingesta de sustancias; desconexión con los valores de uno y el momento presente, la persona se proyecta hacia el futuro.
Específicamente cuando estamos en una situación de
1) FUSIÓN COGNITIVA nuestros pensamientos se experimentan como
- verdades absolutas
- reglas o comandos a ejecutar
- amenazas de las que deshacerse
- algo que está sucediendo en el aquí y ahora, aunque se refiere al pasado o al futuro
- algo importante que requiere toda nuestra atención
2) EVITAR LA EXPERIENCIA: tratar de deshacerse, evitar o escapar de las propias experiencias privadas no deseadas, como los pensamientos, las emociones y los recuerdos. Es lo contrario de la aceptación.
3) AUTO CONCIENCIACIÓN LIMITADA: la fusión y la evitación experiencial conducen a una pérdida de contacto con el aquí y el ahora, se transporta al pasado, rumiando o reflexionando en el futuro. Ponerse en contacto con el mundo actual incluye el mundo exterior y dentro de nosotros.
4) SELF CONCEPTUALIZADO: significa fusionarse con la propia descripción de uno mismo, con la propia historia, cuando comenzamos a pensar que somos nuestra historia y como si esos pensamientos y recuerdos fueran la verdadera esencia de quienes somos
5) FALTA DE CLARIDAD Y CONTACTO CON LOS VALORES: nuestros valores se pierden, se descuidan o se olvidan; Esto implica que no podemos usarlos como guías efectivas de nuestros valores.
6) ACCIONES INFÁTILES: son patrones de comportamiento que nos alejan de una vida consciente y valiosa. Son esquemas de acción que no contribuyen a hacer la vida más rica, plena y significativa, sino que las luchas aumentan los conflictos o bloquean. (acciones impulsivas, reactivas o automáticas en lugar de acciones conscientes, reflexivas y proactivas).
Por otro lado, en la DEFUSIÓN la persona reconoce que un pensamiento:
- puede o no ser verdad
- no es una regla o comando que DEBES obedecer
- definitivamente no es una amenaza
- No es algo que esté sucediendo en el mundo físico: UN PENSAMIENTO ES SOLO UN PENSAMIENTO, es una historia, un relato que te cuentas.
- podemos elegir cuánta atención prestarle podemos permitirle ir y venir sin la necesidad de retenerlo o reprimirlo.
- EN ACEPTACIÓN: se permite que nuestros pensamientos y emociones sean como son, independientemente de si son agradables, desagradables o dolorosos, se abren a ellos creando un espacio, dejando la lucha con ellos y dejándolos ir y venir naturalmente. El objetivo es poder tener experiencias privadas dolorosas, siempre y cuando esto nos permita actuar de acuerdo con nuestros valores.
- En CONTACTO CON EL MOMENTO ACTUAL: estamos aquí y ahora, plenamente conscientes de la experiencia que estamos experimentando.
- En el SELF ‘COMO CONTEXTO: no es un pensamiento o un sentimiento, sino un «punto de vista» desde el cual podemos observar nuestros pensamientos, sentimientos, sensaciones. Es el espacio psicológico en el que podemos notar nuestra experiencia interna sin involucrarnos en ella.
- Al CONECTARSE CON LOS VALORES: estar conectado con los valores, es decir, con declaraciones sobre lo que queremos hacer con nuestra vida, con lo que queremos comprometernos y cómo queremos comportarnos continuamente. Son nuestros principios rectores, nuestras brújulas.
- ACCIONES POSIBLES: significa tomar esquemas de acción guiados por nuestros valores, haciendo lo necesario para vivir de acuerdo con nuestros valores.
ACT es una psicoterapia conductual que se caracteriza por ser una terapia basada en evidencia; En la literatura existen más de 150 estudios que han demostrado su efectividad. ACT ha demostrado ser una terapia efectiva con una amplia gama de problemas: depresión, trastorno obsesivo compulsivo, fobia social, trastorno de ansiedad generalizada, esquizofrenia, trastorno límite de la personalidad, estrés laboral, dolor crónico, abuso de sustancias, adaptación psicológico para el cáncer, la epilepsia, el control de peso, el abandono del hábito de fumar y el autocontrol de la diabetes (Bach y Hayes, 2002; Bond y Bruce, 2000; Brown et al. 2008; Bransetter et al. 2004 y otros estudios)
¿Para quién es adecuado ACT? Harris responde: «… ¿puedes pensar en alguien para quien ACT no sea apropiado? Quién no se beneficiaría de estar más presente psicológicamente; más en contacto con sus valores; más capaz de hacer espacio para los sufrimientos de la vida; más capaz de desactivarse de pensamientos, convicciones y recuerdos; más capaz de implementar un comportamiento efectivo en presencia de angustia emocional; ¿más habilidoso para participar plenamente en lo que está haciendo y más capaz de apreciar cada momento de su vida, independientemente de cómo se sienta? La flexibilidad psicológica trae todos estos beneficios y más … «
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Carlos Casaleiz
Psicólogo
644 299 079
por Carlos | estrés, Psicoterapia
El miedo es una emoción poderosa y útil. Fue seleccionado por la evolución de la especie humana para permitir la prevención de peligros y, por lo tanto, es funcional para evitarlos.
El miedo funciona bien si es proporcional a los peligros. Este fue el caso hasta que los hombres tuvieron una experiencia directa de los peligros y decidieron voluntariamente si enfrentarlos o no.
Hoy muchos peligros no dependen de nuestras experiencias. Aprendemos acerca de ellos porque son descritos por los medios y magnificados por los mensajes que circulan en la red. Por lo tanto, sucede que el miedo se vuelve excesivo en comparación con los riesgos objetivos derivados de la frecuencia de los peligros. En estos casos, el miedo se convierte en pánico y termina perjudicándonos.
Tomemos un ejemplo: después del 11 de septiembre, el pánico estadounidense por el vuelo en avión fue tal que muchos decidieron viajar en automóvil. En el período siguiente, el doble de personas murieron en las carreteras que las que viajaban en aviones capturados y derribados por terroristas. El pánico se había traducido en elecciones individuales contraproducentes que, en conjunto, se convirtieron en daños colectivos.
Tenemos más miedo a los fenómenos desconocidos, raros y nuevos, y la propagación del coronavirus tiene precisamente estas características.
Hasta la fecha, las muertes por gripe no coronavirus son mucho más frecuentes. Sin embargo, no tenemos miedo de esto porque nos hemos acostumbrado a tal punto que muchos españoles incluso ignoran los beneficios, en clave preventiva, de las vacunas. Se repite la diferencia entre el miedo a volar y la elección voluntaria y bajo nuestro control de conducir un automóvil.
Para evitar que los temores sean desproporcionados y creen formas de ansiedad individual y pánico colectivo, proponemos compartir un «decálogo antipánico». Algunas «claves de lectura» que pueden ayudarnos a evitar dos posibles errores: sobreestimar o subestimar (negar) el problema.
Decálogo antipánico
1. Cíñete a los hechos, es decir, al peligro objetivo.
El coronavirus es un virus contagioso, pero como señaló una fuente de la OMS de cada 100 personas que se enferman, 80 se recuperan espontáneamente, 15 tienen problemas manejables en el entorno de la atención médica, solo 5 tienen problemas más graves y entre estas muertes son aproximadamente la mitad y, en general, en sujetos con otras enfermedades importantes.
2. No confunda una sola causa con daños colaterales.
Muchas muertes no son causadas solo por la acción del coronavirus, como ha sucedido y sucede en las formas de gripe que registran muertes mucho más numerosas. Hasta ahora, se estima que las muertes relacionadas con el coronavirus son cien veces más bajas en todo el mundo de lo que se estima que causa gripe común cada año. Y sin embargo, este 1% se agrega y se percibe de manera diferente a las «muertes normales». Hasta ahora nadie se ha preocupado por una fuerte variabilidad anual porque todas las muertes se atribuyeron a la gripe «normal»: la gripe en España ha afectado a 800.000 personas el año pasado sólo en España, de esos, se han ingresado a 52.000 y de ellos han muerto 15.000.
3. Si el pánico se vuelve colectivo, muchas personas experimentan ansiedad y desean actuar y hacer algo para reducir la ansiedad, y esto puede generar estrés y comportamiento irracional e improductivo.
4. Quedar atrapado en la infección de pánico colectivo nos lleva a ignorar los datos objetivos y nuestro juicio puede debilitarse.
5. Para hacer algo, a menudo terminamos haciendo cosas malas e ignorando acciones de protección simples, aparentemente triviales pero muy efectivas.
6. En general, demasiadas emociones impiden el razonamiento correcto y ralentizan la capacidad de ver las cosas desde una perspectiva justa y más amplia, es decir, ampliando el espacio-tiempo con el que examinamos los fenómenos.
7. Es difícil contrarrestar las emociones con razonamiento, pero es bueno tratar de confiar en datos objetivos. La regla fundamental es el equilibrio entre el sentimiento de miedo y el riesgo objetivo.
8. La indignación pública en los medios acentúa algunos temores, como los de los ataques terroristas y los delincuentes armados, y lleva a subestimar otros peligros objetivos a los que estamos acostumbrados. Las características del pánico para el coronavirus lo acercan a los fenómenos repentinos e impresionantes que inducen el pánico porque generan indignación pública.
9. Estamos preocupados por nuestra vulnerabilidad y nuestros seres queridos y tratamos de hacerlos invulnerables. Pero la búsqueda obsesiva de invulnerabilidad es contraproducente porque nos hace sentir demasiado miedo, incapaces de enfrentar el futuro porque estamos demasiado encerrados en nosotros mismos.
Tres buenas prácticas para tratar el coronavirus
1. Evite la búsqueda compulsiva de información.
Hemos visto que es normal y funcional, en una clave preventiva, tener miedo a un nuevo riesgo, como la epidemia de coronavirus: la ansiedad por uno mismo y sus seres queridos, la búsqueda de garantías, el control continuo de la información son comportamientos comprensibles y frecuentes en estos días. Y, sin embargo, el miedo se reduce si se refleja en su relación con los peligros objetivos y, por lo tanto, sabe claramente qué sucede y qué hacer.
2. Usar y difundir fuentes de información confiables.
Es bueno atenerse a lo que es conocido y documentable. Por lo tanto: confíe SOLAMENTE en fuentes de información oficiales, actualizadas y acreditadas.
3. Un fenómeno colectivo y no personal.
El coronavirus no es un fenómeno que nos afecta individualmente. Como en el caso de las vacunas, debemos protegernos como una comunidad responsable. Los medios producen información que puede producir efectos distorsionados porque se centra en las noticias en una secuencia rápida e inquietante sobre casos individuales en lugar de en los datos generales y objetivos del fenómeno. Es importante tener en cuenta este efecto.
Después de pensamientos y emociones.
Acciones simples de prevención individual.
Aquí se resumen:
- Evite el contacto cercano con personas que sufren infecciones respiratorias agudas.
- El lavado de manos y la desinfección son la clave para prevenir la infección.
- Las manos deben lavarse frecuente y minuciosamente con agua y jabón durante al menos 20 segundos, hasta las muñecas. Si el agua y el jabón no están al alcance, también se puede usar un desinfectante para manos a base de alcohol con al menos 60% de alcohol.
- El virus ingresa al cuerpo a través de los ojos, la nariz y la boca, así que evite tocarlos con las manos sin lavar.
- Cúbrase la boca y la nariz si estornuda o tose; use pañuelos desechables.
- Use la máscara solo si sospecha que está enfermo o si ayuda a personas enfermas.
- No tome medicamentos antivirales o antibióticos a menos que se los recete su médico.
- Comuníquese con el número gratuito tiene fiebre alta o tos.
- Si está enfermo y tiene síntomas compatibles con Coronavirus, comuníquese con su médico de cabecera, sin ir directamente al consultorio (para reducir el riesgo de contagio a terceros o personal de salud).
- Respete estrictamente solo las disposiciones e indicaciones oficiales de las Autoridades de Salud Pública
- El uso regular de estas acciones elementales reduce significativamente el riesgo de contagio para uno mismo, las personas cercanas a nosotros y la comunidad en general.
¿A quién se debe cuidar en el torrente de noticias?
El contagio y la difusión de noticias se ha denominado «infodemia»: al ver la televisión, abrir periódicos o conectarse a Internet, está inmerso en una avalancha de información de todo tipo sobre Coronavirus: expertos reales y expertos falsos, especialistas improvisados, personas que informan la lectura «escuchada» . En este campo, el razonamiento con «sentido común» lleva a conclusiones a menudo erróneas.
Un estado de «alarma psicológica permanente» que se traduce en «indignación pública» debe ser bloqueado o ignorado. Esto tiende a aumentar la percepción de riesgos y nos vemos obligados a buscar obsesivamente información más tranquilizadora. Sin embargo, los medios de comunicación están hechos para atraer la atención y exponernos principalmente a noticias alarmantes, lo que aumenta la desproporción entre los peligros objetivos y los temores personales.
Conclusión: reducir la sobreexposición a la información de los medios. La simple información anterior es suficiente. Una vez que haya adquirido la información básica sobre lo que sucede y qué hacer, simplemente busque actualizaciones en las fuentes confiables indicadas anteriormente.
De esta manera, tiene toda la información que necesita para protegerse, sin estar sumergido por un flujo ininterrumpido de «alarmas de ansiedad». También es bueno proteger a los niños. Si nos preguntan, siempre daremos nuestra voluntad de hablar serenamente de lo que pueden haber escuchado y asustarlos al corregir una imagen estadísticamente infundada.
Es mejor no exponerlos a la información alarmista anterior.
Actuar colectivamente por un fenómeno colectivo
Incluso si ha hecho una idea correcta del fenómeno y no siente ningún miedo infundado, es bueno tratar de ayudar a otros contando con palabras simples nuestro decálogo y las recomendaciones que se enumeran aquí.
Es decir, debe compensar la indignación pública y el pánico provocado por muchos medios y canales sociales proporcionando la información simple indicada anteriormente y razonando con calma y paciencia en lugar de ignorar o, peor aún, despreciar a los que no saben y se niegan a pensar.
Socavamos el sentido común con la ciencia y la racionalidad. La psicología también nos permite comprender racionalmente lo que no aparece como tal, pero que debe entenderse y respetarse.
Actuar de manera informada y responsable y ayudarse mutuamente a hacerlo aumenta la capacidad de protección de la comunidad y de cada uno de nosotros.
No te avergüences de pedir ayuda
Si crees que tu miedo y ansiedad son excesivos y te hacen sentir incómodo, no temas hablar de ello y pedir ayuda a un profesional. Los psicólogos conocemos estos problemas y podemos ayudarte de manera competente.
Todos podemos necesitar, en ciertos momentos o situaciones, una consulta, un apoyo, aunque solo sea para tener las ideas más claras sobre lo que sentimos y manejar mejor nuestras emociones, y esto no debe hacernos sentir «débiles» .
Quienes piden ayuda para aumentar sus recursos y los de sus seres queridos no son débiles.
Carlos Casaleiz
Psicólogo
Don Cristian 19,4ºB
por Carlos | Crecimiento Personal, Psicoterapia
Lo que lees puede parecer trivial y simple y, sin embargo, es muy obvio.
Intenta observarte a ti mismo: cuando estás ocupado con algo que estás haciendo ¿te sientes bien? No es simplemente un hecho físico, de compromiso y hábito: es sobre todo un hecho mental.
Entonces, para estar cómodo contigo mismo tienes que hacer cosas.
Advertencia: hacer cosas no es suficiente; No solo es necesario pasar tiempo en diversas actividades. Para sentirse bien tiene que: comenzar, hacer y terminar las diferentes actividades.
La razón reside en nuestro cerebro: trata de pensar en cuándo jugabas cuando eras niño: con muñecas, con la pelota, con Legos o dibujando . ¿Alguna vez has dejado alguna de estas actividades sin finalizar? Nunca, ¿verdad? Y cuando, inevitablemente, esto sucedió, ¿no te sentiste incómodo? Eso es correcto
Nuestro cerebro funciona de esta manera: cuando ve que algo que has comenzado, también has terminado te susurra «Hola, estás bien. Bravo, estoy satisfecho». Pero cuando comienzas algo y no lo terminas, comunica frustración y te lo recuerda en los momentos menos oportunos: «Oh, ¿terminaste esa cosa? No, ¿verdad?».
Necesitamos comenzar, hacer y terminar las cosas que comenzamos.
A partir de esta simple observación, deducimos una regla fundamental para sentirnos bien, incluso cuando nuestro estado de ánimo está en el suelo, cuando estamos confundidos y no sabemos a dónde ir en la vida. Aquí para encontrar esa sensación perdida de bienestar que necesitamos hacer.
¿Pero qué haces?
Bueno, cualquier actividad que implique algún compromiso de ejecución y que tenga un plazo para poder medir.
Una carrera, una pintura, tocar una canción, escribir un diario, esa reparación de la casa que había estado posponiendo durante semanas, ese informe que está allí en el cajón y esperando ser concluido, ese pastel cuya receta ha encontrado en la web, ese mueble que está esperando a ser montado.
Algo que al final puedes admirar y decir : lo logré.
Harás feliz a tu cerebro y habrás obtenido tu pequeña pero esencial satisfacción.
Carlos Casaleiz
Psicólogo